
El Barcelona transmite simpatía jugando en el coqueto estadio Johan Cruyff, pequeño como una caja de cerillas pero con un césped impecable. Allí el equipo demuestra solidez, como ya se vio en la goleada al Valencia. Ante el Getafe, en apenas media hora, resolvió un partido que históricamente suele complicarse. El primer gol llegó tras una combinación brillante entre Raphinha, Olmo y Ferran; el segundo nació de un córner mal ejecutado por Milla y terminó en un contragolpe fulminante.
Ferran Torres salió de titular como castigo a un retraso de Rashford, que tuvo que esperar en el banquillo. Flick aplica disciplina sin concesiones: incluso dos minutos de demora se convierten en tiempo perdido para todos. Ferran lo entendió a la perfección y firmó un doblete que forzó al Getafe a abrirse, algo que no le favorece. Olmo completó la noche con el tercer tanto y la victoria quedó sentenciada.
Atlético sin chispa y sin rumbo
Mientras tanto, el Atlético sigue sin levantar cabeza. Se encuentra a nueve puntos del Real Madrid y a siete del Barça, sin energía para acercarse a los líderes. Este mal arranque alimenta el desencanto de quienes dudan del Cholo Simeone y debilita los argumentos de sus defensores más fieles. Al equipo le falta consistencia y la suerte tampoco acompaña: en Liverpool, un empate heroico se esfumó en los últimos instantes; ante el último rival, Julián Álvarez falló un penalti y Sorloth fue expulsado. Tras dos veranos de grandes inversiones, las explicaciones del entrenador suenan cada vez más vacías.
Calor sofocante en el Bernabéu
Los aficionados sufrieron el calor en el Bernabéu, recurriendo a cartulinas de cartón para improvisar abanicos. El techo permaneció cerrado por recomendación policial, como medida preventiva frente a drones. La pregunta queda abierta: ¿hasta qué punto están expuestos los grandes recintos al riesgo de estas tecnologías en espacios abiertos como la Plaza Mayor, el Metropolitano o Las Ventas?
Expulsiones discutibles y un VAR excesivo
En las últimas jornadas se han visto expulsiones evitables: Huijsen, Vivian y Sorloth. El VAR, que debería intervenir solo en errores claros, está mostrando una tendencia excesivamente intervencionista. Delimitar qué es un fallo evidente no es sencillo, pero aún más difícil parece contener el protagonismo de la sala VOR, que termina decidiendo en exceso.