
Un nuevo milagro y una nueva medalla. Es lo que consiguió España en Belgrado cuando ganó a Francia en un partido que tenía perdido para hacerse con el oro en el Eurobasket Sub-18. Tras una lucha titánica, épica y una remontada extraordinaria, culminada por un triple sideral que Guillermo Del Pino descerrajó para llevar el mayor de todos los premios a casa. Es la 15ª medalla en la historia para España en Sub-18 (la cuarta del verano para el baloncesto español, la primera masculina). Nadie tiene más. Y solo la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) tiene más oros, 8 frente a los 6 de España. Y ya, claro, no podrá ganar más.
La plantilla de España está formada por muchos jugadores extraordinarios y todos tienen su propia historia. Pero todavía les queda mucho por escribir. Guillermo del Pino, base cordobés que anotó el triple de la victoria, se formó primero en su ciudad natal y luego en el Unicaja de Málaga y ahora pone rumbo a la NCAA. Ya fue MVP del Eurobasket Sub-16 y ahora busca una nueva gran aventura. Igual que su compañero Ian Platteeuw, MVP de este torneo y que también buscará suerte en la competición universitaria, esa que tantos y tantos jugadores eligen por encima de seguir en Europa para avanzar desde el punto de vista profesional y económico.
Pero no han estado solos. Raúl Villar ha participado y llegó a anotar 8 puntos en la final. Antes, se convirtió en el primer canterano del Barça en jugar desde el mini hasta el equipo principal. Eric del Castillo juega de alero y se formó en las categorías inferiores del Joventut. Andy Huelves es uno de los pesos pesados del vestuario y ha fichado por el Tizona, de la LEB Oro. Se fue a 16 tantos en la final ante Francia, cuajando un Eurobasket estupendo. Gildas Giménez es una de las perlas de la cantera del Madrid que también probará suerte en Estados Unidos. Y Álex Blanco, que estuvo enrolado en las filas del Valencia Basket, formándose como taronja. E Ignacio Campoy, que empezó en el Estudiantes y luego fue al Real Madrid.